jueves, 24 de marzo de 2011

El hijo pródigo (en este caso, hija)

Desde que era pequeña (sí, más que ahora) he estado escuchando un sin fin de veces las parábolas que se repetían año tras año en la clase de religión... esos "cuentos" cristianos que siempre me llevaban a la misma conclusión: menuda chorrada se han inventado para que seamos más tontos aún si cabe. Siempre he pensado que la existencia de Dios y toda la religión que le rodea es simplemente un aspecto cultural, pero que no influye ni mínimamente en mi vida... Pero aún así, levantaba la mano y respondía, como alumna aplicada, a las cuestiones que la profesora planteaba sobre el significado de las mismas. Hoy me ha venido a la mente, mientras tecleaba la url de este infructuoso intento de blog que quería escribir durante mi estancia en Madrid, la conocida como "El hijo pródigo". Me gustaría compartir la última parte de esta parábola:

"Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado." Lucas, 15, 1-3.11-32

No, no se trata de que haya vuelto a casa tras una vida de despilfarro y fiestas, ni que haya aceptado la fé cristiana (sigo siendo agnóstica de pura cepa) Se trata de que estaba perdida y me han encontrado... ¿Y qué mayor motivo que éste para montar una fiesta y matar al novillo cebado?

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